viernes, 4 de marzo de 2011

Hermandad entre Mujeres

Imagen de Jafeth
 

Cuando las mujeres nos re-unimos con otras mujeres, aprendemos acerca de lo femenino. Cuando nos miramos a los ojos, nos conectamos con nuestra alma, con nuestro sentir. Cuando las mujeres nos escuchamos, recordamos quienes somos y lo que deseamos.


Cuando seguimos la senda de la hermandad femenina, nos relacionamos con otras mujeres desde el amor, desde el respeto y la confianza. Sentimos que estamos "en familia", recibimos el apoyo y la contención que otras nos dan y entregamos lo que brota desde nuestro corazón. Comprendemos que estamos en el lugar correcto, descubriendo que pertenecemos a una gran manada.


Cuando recorremos nuestra vida acompañadas de otras mujeres, cultivamos nuestra esencia sagrada, desarrollamos nuestra intuición. Recoradamos a esa "vieja sabia" que vive en cada una de nosotras y aprendemos a seguir sus consejos.
Aprendemos a honrar a nuestra madre, tal cual es, sin juicios ni reproches, ya que comprendemos que ella también es mujer y que pertenece a este gran círculo de fraternidad.
Aprendemos a honrar nuestro linaje materno y paterno, comprendiendo que para sanar nuestras heridas tenemos que volver a nuestra mamífera interior que sabe cicatrizar su yaga con lamidos de amor, con suaves y calmos lamidos. Mamífera que pertenece a una manada en la cual se apoya y se cobija cuando lo necesita, que sabe recibir el calor de otras y el cuidado del grupo, que se deja llevar por la danza femenina de la contención y la protección.


Cuando comprendemos que las mujeres podemos confiar las unas en las otras, dejamos de sentir miedo, duda, envidia, resentimiento, celos, sospechas o deseos de competir. Entendemos que todas somos iguales y que todas somos una. Que existe un alma femenina generosa y nutridora, que alcanza para todas y para muchas más. Que a partir de ella nos podemos transformar, que podemos cambiarnos a nosotras mismas y a nuestra realidad. Que podemos ser amigas. Que podemos descubrir la magia de encontarnos a nosotras mismas a partir del vínculo con otra mujer.


Cuando sabemos que pertenecemos a la gran hemandad femenina, celebramos que somos mujeres y nos alegramos del latido de nuestro útero. Les enseñamos a nuestras hijas a amar los ciclos de la vida y a cultivar en hermandad el orgullo de ser mujer.


Cuando sintonizamos desde nuestro ser mujer, despertamos a la diosa que habita en nuestro interior, nos damos cuenta de lo maravillosa y bellas que somos e irradiamos luz en donde estemos.


Claudia Ferrer, creadora de Mujer en Curso.
Llegando de una Ceremonia de Luna Nueva



"Las mujeres nacimos hermanas, no importa lo diferente que seamos... importa que seamos libres para pedir, que dejemos los miedos de lado y nos unamos para crecer juntas. Recuperar la tribu es una tarea urgente, no importa cómo ni bajo qué soporte, lo mismo da que sea un grupo de lactancia, un grupo de estudio, un grupo de vecinas, un blog que favorece el intercambio de experiencias o una pequeña revista"
Raquel Tasa
Editora Revista Madre Tierra